Los grupos de poder desecharon a Boluarte – La Línea

Ciao Boluarte

Una noche sin estrellas envuelve el centro de Lima. Frente al congreso una masa de manifestantes grita su alegría, al saber el resultado de la votación en el hemiciclo. Los congresistas, movidos por oportunismo y sin la mínima vergüenza por sus acciones de respaldo pasado, decidieron poner fin a una de los capítulos más repugnante de la historia política peruana.

Dina Boluarte, quien usurpó el poder hace tres años, fue vacada al filo de la medianoche por decisión unánime de los congresistas. No era la primera vez que ella se enfrentaba a una moción de vacancia por incapacidad moral. En abril del 2023, las bancadas neoliberales la habían blindado contra un intento de destituirla por su responsabilidad en el asesinato de 50 manifestantes durante el estallido de 2022-23. De nuevo, el 2024, sus aliados incondicionales en el Congreso evitaron su destitución frente a las pruebas de numerosos casos de corrupción, entre ellos el caso de los relejes Rolex. También se interpuso un pedido de vacancia por abandono del cargo al ausentarse para la realización de cirugía plástica. Ninguno de estos intentos siquiera fue admitido.

Durante más de dos años, la mayoría de los congresistas extorsionaron a la mandataria aprovechando su ilegitima permanencia en el poder y los casos penales que se acumulaban en su contra. La blindaron a cambio de ministerios, prebendas, leyes y privilegios. Al mantener este vergonzoso pacto de gobierno, deterioraban aún más la gobernabilidad, y se hundía más el Estado peruano.

Esta situación produjo enormes contradicciones en el mismo seno del actual régimen autoritario. La incapacidad propia de una persona inescrupulosa e incapaz que solo se mantenía en la presidencia chantajeada por los grupos de poder, no podía funcionar. Mes tras mes, la popularidad de la usurpadora caía hasta estabilizarse por debajo del margen de error. Cuando la encuestadora IPSOS revelo un sondeo donde aparecía que Boluarte tenía 0% de apoyo, el mismo director de la encuestadora para la región América, tuvo que salir a explicar este récord mundial de impopularidad.

En tres años de desgobierno, se multiplicaron las crisis a las cuales Boluarte respondía con ineficiencia y arrogancia. A la crisis económica que azota a las familias de Perú (52% de los peruanos está en inseguridad alimentaria según la FAO), ella respondió con ostentación de joyas Cartier y relojes Rolex, asegurando que la ciudadanía podía comer gastando 10 soles (3 dólares). Frente la crisis de inseguridad que se instaló en todo el territorio, producto del estado fallido y de la corrupción policial, Boluarte negó toda responsabilidad del Estado mientras enviaba decenas de miles de policías a reprimir a los manifestantes. A la crisis de identidad de un país que todavía carece de proyecto nacional, Boluarte respondió declarando que la región combativa de Puno “no es el Perú” reavivando las grandes brechas identitarias que atraviesa el país. Hasta esta fecha, Boluarte logró mantense en el poder frente a las numerosas crisis, a la intensificación de las marchas en contra del régimen, y a pesar de su legendaria impopularidad, gracias a los votos de la mayoría de los congresistas.

¿Qué cambió? ¿Por qué si vacaron a Boluarte ahora?  Porque en abril del 2026 habrá elecciones generales y para los grupos de poder seguir respaldando a una persona tan odiada por los futuros electores representaba una gran amenaza a sus aspiraciones. Los mismos que la mantuvieron en el poder mientras ella cumplía todos sus requerimientos necesitaban desmarcarse del régimen y hacerse pasar como opositores. Conquistar votos necesariamente requería entregar la cabeza de Boluarte.

Boluarte se va pero deja un nefasto legado y un país más destruido y enfrentado. Ganaron los grupos de poder que siempre vieron a Pedro Castillo como una amenaza y por eso promovieron el golpe. Para contentar a sus cómplices, el régimen aprobó la ley de exoneración tributaria para los agro exportadores, la ley de Zonas Económicas Especiales privadas, leyes a favor del crimen organizado, el indulto a Alberto Fujimori y la amnistía a militares y policías responsables de violaciones a los derechos humanos. Luego de haberla usado, los mismos la desecharon.

Con la vacancia de Dina Boluarte la campaña electoral 2026 ha iniciado. La derecha y el fujimorismo quieren voltear la página rápidamente y desde el Congreso colocan un presidente interino a la medida de sus intereses que les facilite manejar el escenario electoral a su favor. Pero el pueblo peruano tiene memoria, y no olvidará quienes fueron los responsables de este desastre. Tampoco dejará de reclamar justicia contra la usurpadora. Tampoco se dejará de buscar una representación propia que los represente y de respuesta a los graves problemas y brechas que nos afectan la sociedad peruana sigue abierto. La crisis política continua y la lucha popular también.

La Línea