“Nos salvamos juntos, o nos hundimos separados.” Juan Rulfo
El contexto económico mundial post-pandémico y multi-bélico no es alentador; los resultados visibles son el aumento de la desigualdad y una crisis global del sistema capitalista. En América Latina, a inicios del siglo XXI, hubo una marcada tendencia de procesos políticos encarnados en gobiernos, cuyos modelos económicos reivindicaron la soberanía sobre los recursos que habían sido históricamente saqueados y fomentaron un proceso importante de redistribución que potenció el desarrollo económico regional. Hoy por hoy, todavía hay fuerzas políticas que gobiernan con esta tendencia como en México y Honduras, y a su vez, también hay otros países en los que vemos un estancamiento o hasta un retroceso como en Bolivia, Argentina y Ecuador. Además, resulta que los modelos económicos planteados a largo plazo se ven limitados por la democracia liberal que obliga a los procesos políticos a priorizar esquemas electorales sobre las necesidades sociales y esto se potencia con que estamos cada vez más acostumbrados a ciclos de gobierno más cortos. Por eso, este artículo pretende plantear ideas para una salida a la crisis económica desde una mirada regional que supere estas limitaciones.
Los precursores de los discursos neoliberales plantean que uno de los fenómenos más polémicos en los que se visibilizan las crisis económicas es la inflación, y que ésta es provocada por la emisión monetaria, aunque sabemos que no es el único motivo y que existen otro tipo de influencias. Según Thaler, podemos entender la economía desde una mirada psicológica con base en la conducta de los sujetos; por ende, existe una manifestación de los comportamientos de las oligarquías, su filosofía individualista y sus hábitos de concentración de capital, sobre la economía.
Plantear una salida regional a los embates neoliberales y a las crisis económicas pasa por generar responsabilidades en la institucionalidad formal pero también a nivel de diplomacia de los pueblos. Sabemos que la región tiene una economía principalmente basada en las actividades primarias y sabemos también que es necesario incentivar la agregación de valor y el desarrollo de procesos de industrialización en rubros como el agro, los hidrocarburos, la pesca, lo forestal y la minería, y sin embargo, planteamos que la estrategia que potencie la productividad con agregación de valor se haga desde una perspectiva regional. En tal caso, resulta pertinente una nueva idea de división de trabajo internacional pensando de forma colectiva, comunitaria, despatriarcalizadora, regionalizada y horizontal para el fomento del mercado interno latinoamericano.
No es menos importante asumir que la lógica hegemónica mundial considera como base al capitalismo institucionalizado como ordenador de la vida y generador de riqueza. La tarea es la deconstrucción de estas ideas y el potenciamiento de las economías populares y comunitarias más allá de las fronteras. Existen varias formas de hacerlo, por ejemplo, fomentando el desarrollo de unidades productivas colectivas, cooperativas y/o comunitarias por fuera del orden capitalista y democratizando la tecnología disponible en la región.
Este mes de junio están previstos espacios internacionales fundamentales para los progresismos y las izquierdas de la región como el Foro de Sao Paulo y la Cumbre de la CELAC y la CELAC Social y es necesario que allí se discutan propuestas superadoras a los sistemas de dominación actuales, teniendo presente que solamente juntos avanzamos.
Canela CRESPO y Joel Hernán VERÓN