El domingo 5 de mayo, Perú amaneció con la terrible noticia de trece trabajadores asesinados al interior de un socavón en la provincia minera de Pataz, departamento de La Libertad al norte del país. Los trabajadores llevaban secuestrados una semana, y el gobierno desestimó los pedidos de apoyo de los familiares y las autoridades locales.
El asesinato grafica la realidad de zonas donde la minería se despliega con brutalidad aprovechando la ausencia del Estado y los difusos vínculos entre empresas formales,contratistas que tercerizan socavones y organizaciones criminales que roban el mineral.Una suerte de paraíso libertario donde manda la ley del libre mercado, se impone el más fuerte y el Estado apenas si asoma con sus retóricos estados de emergencia.
Perú ya es el primer exportador de oro de América Latina y cuarto en el mundo. Se estima que la participación de los productores ilegales alcanza alrededor del 44% del total del oro exportado. Una situación sólo explicable por un Estado fallido que convive con la criminalidad.
Pataz; bienvenidos al paraíso libertario
El departamento norteño de La Libertad se ha convertido en el principal productor de oro del país. Los últimos cuatro años, unas 674,160 toneladas de oro, por un valor de 3,353 millones de dólares, habrían salido de Pataz sin ningún tipo de control ofiscalización por parte de las autoridades. Todo un boom aurífero en los linderos de la legalidad, alentado por los altos precios en el mercado internacional y facilitado por la ausencia de Estado.
En Pataz conviven formas de explotación minera legal, informal, ilegal e incluso delincuencial. Este modelo minero funciona en base a la convivencia de una minera formal – Minera la Poderosa en Pataz- que a su vez terceriza la explotación de algunos socavones a mineras informales en proceso de regularización o directamente ilegales, que a su vez subcontratan mineros que suelen ser extorsionados o robados por bandas delincuenciales.
Más del 70% de trabajadores de la minería son contratados bajo tercerización laboral. Sin autoridad, se impone la ley del más fuerte, es decir del mejor armado para quedarse con el oro. Sólo en Pataz suman 39 los trabajadores asesinados los últimos dos años. En octubre del año 2024 se hallaron 12 cuerpos en descomposición en la zona de Tolvas, parte de la concesión de minera La Poderosa. Los enfrentamientos entre diferentes grupos armados que buscan controlar las zonas de explotación minera son abiertos y se desarrollan principalmente en los socavones para controlar las galerías.
Pataz no es la única provincia minera teñida de sangre donde se expande este modelo de extracción de oro. En la zona de La Rinconada, departamento de Puno, la situación es similar, dejando como secuelas localidades tomadas por el anarco capitalismo donde el alcohol, la prostitución y la trata de personas se expanden sin ningún control. La Rinconada, Pataz; Madre de Dios y otras zonas productoras de oro ejemplifican así el“paraíso libertario”: territorios sin Estado que recaude o garantice orden, donde los privados pueden apropiarse de los recursos si tienen la fuerza para hacerlo. ¡Viva la libertad! Y viva el oro si es que te queda vida para disfrutarlo.
Neoliberalismo minero y Estado fallido
El asesinato de los trabajadores en Pataz y la expansión de este modelo libertario de producción de oro en los andes peruanos, sólo es posible por la consolidación de un Estado fallido que no puede asegurar el funcionamiento básico de las instituciones. Ni siquiera las funciones más elementales; recaudación tributaria y seguridad para la población manteniendo el monopolio de la violencia legítima.
Al día siguiente de la masacre, la mandataria encargada Dina Boluarte decretó “estado de emergencia y toque de queda” y declaró prohibida la actividad minera por treinta días. El anuncio de Boluarte es meramente declarativo y revela total incapacidad. Patazlleva más de un año en estado de emergencia, lo que significa que las Fuerzas Armadasen coordinación con la Policía, asumen el control interno. A estas alturas queda claro que esta medida no ha funcionado y que los enfrentamientos armados, atentados y asesinatos, continúan. Como manifestó el alcalde de la provincia “los estados de emergencia no funcionan porque no van acompañados de recursos logísticos, por ejemplo, las comisarías no están bien implementadas”. Asimismo, los ronderos de la zona han manifestado sospechas de que la misma Policía facilita armas a los grupos delictivos.
La ausencia del Estado además de permitir la violencia favorece la ilegalidad y el delito. La producción ilegal de oro es parte fundamental del circuito de lavado del dinero de la droga, pues Perú también es el segundo productor de cocaína. El mercado internacional favorece el circuito ilegal del oro, siendo los principales compradores Estados Unidos, la India y Emiratos Árabes. No es casual tampoco que los principales exportadores de oro ilegal del mundo sean Perú (44%), Colombia (25%) y Bolivia (12%) que…son a su vez los tres productores mundiales de cocaína.
Salir de este círculo delincuencial asociado al oro y la cocaína, requeriría un Estado fuerte, capaz de planificar la actividad minera y controlarla, con una visión globalizada de la lucha contra el crimen organizado. Mientras la clase política peruana se vanaglorie de su neoliberalismo salvaje, el país seguirá contando sus muertos.
Anahi DURAND